Mi mente es un poco obsesiva, aprecia mucho lo grotesco y le gusta disfrutar de la sencillez y hermosura de las cosas. Mi mente no conoce la palabra reposo, mi cuerpo descansa y ella levita y se pone a ejercer múltiples actividades, algunas creativas aunque yo ni soy ni seré jamás artista de nada, si acaso aprendiz de muchas cosas. Soy un persona muy disciplinada y crítica. Podría definirme como hedonista profesional, algo raruna si es que hay un estándar de normalidad, me ilusiono con igual facilidad que racionalizo.
Fantaseo en este espacio, es donde me lo permito…y las fantasías a fin de cuentas son eso, utopías que nunca deben ser punibles por muy oscuras que me salgan. En este espacio no hay más censura que la que yo misma me autoimpongo y, es que ni siquiera en mi propio espacio puedo ser completamente libre. En mis sueños sí lo soy. Y esta falta de libertad en un espacio personal a veces me parece demencial, insano, antinatural y demasiado puritano. Muchas de las fantasías que tengo y con las que disfruto pero no llego a plasmar, son impublicables, no querría que fuesen firmadas de ninguna manera, porque al fin y al cabo a todos nos gusta movernos dentro de un “orden reputacional”. Vamos que la realidad son estas palabras y, aunque muchas están cargadas de fantasía soy consciente que son dos mundos separados. Solo un ser tarado podría no distinguir entre ambos mundos.
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